La espero.
Es el momento. Llega desde su mundo en su blanca nave especial (espacial), entre satélites y radares. Estacionándose en mi pecho me habla de si misma. Me mira a los ojos y recuerdo sus carcajadas. Bailo con sus labios con cada historia y ese trago quizás esté haciendo efecto. Quiero abrazarla con descaro y retratarle el segundo, en el cual, empecé a desear besarla.
Llévame en tu nave.
Llévame y no me sueltes.
2am.
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